Te voy a contar la única vez que he doblado discos en mi vida.
Iba de León a Asturias, por el puerto de Leitariegos. Cuando coroné arriba me sentí con ganas de jarana

y bajé a muerte todo el puerto. Es un puerto muy largo, de unos 15 - 20 km, y arriba del todo, dirección Asturias, hay rectas muy largas donde puedes poner un coche como el que llevaba aquel día (Rover 220 coupé) a 200 sin problema. Luego hay que pararlo, claro
Poco más abajo empiezan las curvas y lo divertido.
Bien, llegando ya al fondo ya veía que tenía muy muy pocos frenos, que iban muy muy fatigados, pero no sabía yo entonces distinguir la fatiga del circuito de la de las pastillas-discos... total, que adelanto a un camión que me iba jodiendo el scratch

y cuando vuelvo a mi carril, llegada a una curva a izquierdas y aquello que no frenaba, que no frenaba que no frenaba. Aún no sé cómo tomé aquella curva a esa velocidad.
Ruedo varios km, en llano prácticamente, 70 - 100, sin tocar freno, refrigerando frenos... Cada medio km o km tocaba el freno ligeramente a ver cómo iba la cosa. El caso es que me iba acercando a Cangas de Narcea, y la cosa no mejoraba. Total, que me desvío hacia un recinto ferial que hay justo antes de llegar, porque no quería cruzar Cangas sin frenos (tienes que cruzar toda la villa, y está llena de pasos de cebra, gente, coches en doble fila, cruces, etc.; un peligro cruzar así el pueblo). Allí, dejé el coche a la sombra y estuve una horaza esperando a que aquello mejorase.
Llegué a mi destino despacito, sin forzar. Al día siguiente, cojo el coche, me meto en autovía, todo bien, cojo mi salida, y al frenar desde los 120 reglamentarios

, atiza!! aquello tiembla como un condenado. Discos doblados por el calentón y por haberlos enfriado luego mal, quietos, en vez de girando (aunque dadas las circunstancias era lo único que podía hacer en ese momento, parar). Confirmado por el tornero que estaban alabeados.
Pues así es como se puede doblar un disco
